Sociología Obrera

viernes, 23 de diciembre de 2005

La práctica: los dolores de cabeza y los dolores del cerebro

La práctica laboral, resultó ser un proceso de aprendizaje abierto en dos direcciones que configuraron nuestra experiencia, el primero hace referencia a los procesos administrativos-burocráticos en la organización municipal, y el segundo a las dinámicas de trabajo que se reproducen en el campo laboral.

Ambos puntos se cruzan en la asimilación de una realidad organizativa realmente cambiante, inestable y confusa en su actuar.

Los alumnos en práctica, en este sentido, nos amoldamos y adaptamos a la situación de la mejor manera posible, tratando de captar las dinámicas del trabajo de la institución, pero dándose cuenta de las dificultades de la coordinación y programación temporal de la Srta. Carola Brito para responder al proceso de trabajo.

Este tipo de dificultades fue parte cotidiana del trabajo emprendido en la investigación realizada, pero asumiendo que el “grado de autonomía” que poseíamos en relación a la municipalidad tenía sus consecuencias en el sentido de la misma valoración otorgada al proyecto de investigación, ya que en un primer momento, dentro de las primeras conversaciones sostenidas, se habló de apoyo material (infraestructura y medios de trabajo), pero esto no tuvo concreción dentro del desarrollo de la práctica, por lo que esto deja constancia de una dinámica de trabajo demasiada mesurada que enmarca a proyectos de este tipo.

En este mismo sentido, se pudo comprobarlas relaciones de correspondencia y dependencia en los departamentos de la municipalidad, ya que, todos presentaban limitantes en las mismas funciones en que se solventa su existencia, generando un proceso de conexión interna que se traduce en demoras y retrasos en la toma de decisiones y no en la pretensión de democratizar el aparato administrativos.

Con respecto a esto último, identificamos la existencia de una jerarquía organizativa que genera una relativa inestabilidad, ya que sus decisiones se enmarcan frente a fenómenos externos, que son incorporados con la mayor rapidez posible por la organización completa. Esta necesidad de “dar respuesta” radicaría en un tema político de fondo que se encuentra en la necesidad de corresponder los o las emergencias contingentes en problemas de organización social y política. De ello se extrae que proceso como las elecciones muevan completamente una organización, como un municipio hacia los fines políticos determinados.


A la vez se puede entender que el “rol de una municipalidad”, radica mucho más en lo administrativo que en el tema político, netamente tal, ya que los procesos organizativos y de respuestas del medio social se encuentran demasiado estandarizados y, a la vez, demasiado acotados a contingencias de carácter efeméricos.

Por ello mismo, la conformación de una coalición política-administrativa dista mucho de la misma organización interna de la municipalidad. Aquí se reproducen fenómenos políticos de carácter nacional, ya que la misma organización de la municipalidad se comienza a componer por fracciones de partidos y clases, que desde la misma Democracia Cristiana, hace espacio a la colaboración con el sector de centro-derecha de Renovación Nacional y la parte de “izquierda de la concertación”. Esto realmente provoca crisis de autoridad y de estabilidad que cobran su precio, en términos políticos, de forma clara en reproducción y prácticas reprobadas por políticas centrales.

Lo que hemos aprendido en este proceso de aprendizaje, es que la autonomía de trabajo es la mejor forma de mantenerse alejado de los proceso de organización interna de la entidad correspondiente, pero a la vez que esta contempla sus limitaciones en el ser y en el hacer.

Sabemos que desde esta mirada el rol del sociólogo sobre una incógnita que seguir ontológicamente consultando, y, en las agravantes antes dadas sobre la organización municipal, abre una puerta a la intervención social directa con un trabajo investigativo político e ideológico comprometido, ya que no existen filtros lo realmente rigurosos en la heterogeneidad política existente, por lo que no puede reducir complejidad sin identidad organizacional.

Lo que nos queda como lección es que los estudiantes en práctica son explotados, y por ello mismo debemos trabajar con el fin de posicionar el trabajo sociológico en una organización compleja, y estimar nuestros propios conocimientos y nuestra propia persona en el campo laboral, de esta manera, lo que sucedió este semestre no debe volver a ocurrir.

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