Sociología Obrera

viernes, 6 de junio de 2008

La crisis de la educación superior: la sobreproducción de mercancías alcanza uno de sus límites.


La crisis de la educación superior: la sobreproducción de mercancías alcanza uno de sus límites.

Las actuales condiciones del mercado de la educación superior en Chile están mostrando los alcances y límites de un negocio millonario que hoy comienza a mostrar las primeras cicatrices y rasgos de 'fallas estructurales'.


Cuando hoy viajaba en la micro por la Avenida Alemania de Temuco me ha sido imposible ignorar todo el aparataje publicitario montado por las universidades que tienen sus casas de estudios ubicadas en dicha avenida. Estas construcciones de cerebros del marketing + los intereses económicos de uno que otro audaz empresario, no ha cambiado mi percepción frente a la sostenida crisis del sistema de educación superior, y en conjunto de la educación de mercado en nuestro país. Aunque sí, debo reconocer que dentro de los miles de garabatos y caras iluminadas en los anaqueles un mensaje me hizo reflexionar y sensibilizarme un poco: "estamos tranquilos... elegimos la Autónoma" (haciendo mención a la Universidad Autónoma). Lo primero que me pregunté fue claramente ¿De qué habría que estar tranquilos? ¿Es que acaso estamos tan preocupados por algo ha suceder? Pues claro que sí, me respondí inmediatamente. Lo que sucede es que las expectativas que se crean de 'tranquilidad' como categoría que pretende ofrecer y vender la empresa de la educación hoy en día está siendo completamente limitada, por no decir inexistente en el plano del ejercicio profesional, por lo que entonces estaríamos asistiendo a un competencia por entregar mayor valor agregado a las mercancías producidas en el sector educativo de forma de captar al comprador, como también al mercado laboral.

Por ello tantas certificaciones y acreditaciones, como reguladores de un mercado que competía generando mercancías 'defectuosas', con la lógica capitalista de "menor inversión posible y la mayor rentabilidad posible". Era y sigue siendo un negocio redondo, ya que estas 'regulaciones de competencia' han sido más bien montajes escénicos que procesos que gocen de real credibilidad, pero aquí lo crudo y real sigue siendo "estamos tranquilos". Esa garantía que se ofrece ya al vendedor a un comprador de una mercancía, esas expectativas que se ha creado a toda una generación de jóvenes, toda esa ideología de "estudia y serás alguien en la vida" basada en las experiencias pasadas de los círculos de élite que conservaban trabajos estables y bien remunerados a partir de un estudio profesional, toda éste discurso está cayendo de forma irrefutable en crisis. ¿Por qué? Porque cada mercado tiene un límite en la producción de mercancías, porque de ahí sino subviene una crisis de sobreproducción, sino mirar las crisis históricas del capitalismo (aunque esto sería demasiado para lo que hoy pretendemos explicar) con todas las condiciones y concentración del capital en monopolios y la bancarrota de los 'pequeños capitales'.

La sobreproducción en Chile en el área educativa partiría de las bases objetivas de:

1) una economía que frena su tendencia de crecimiento. Esto significa que, dentro de la lógica del modelo económico que poseemos que, "a menor crecimiento, menor empleo", y esta frase que tanta nos ha repetido la patronal y el gobierno cobran vida incluso para esta supuesta 'elite' que formarían los profesionales en Chile. Es decir las fuerzas productivas no cambiarán, no habrá mejoramiento de la productividad, no habrá mayor producción, etc. todo esto limitado en

2) un espacio internacional que marca un estancamiento global del crecimiento económico (con algunas islas importantes claro está), pero que hablan de que economías como la nuestra, tan dependiente de las economías centrales, especialmente de EEUU, sufrirá y sufre ya los golpes de una crisis financiera que ya toma parte en los sectores industriales.

3) porque la ecuación de profesional = empleo está terminado por decantarse. Cada vez va en aumento la tasa de profesionales que se encuentra desempleado, que ya no tiene cabida en el mercado, que bajo sus condiciones y sus calificaciones no puede obtener un puesto de trabajo, tanto por las características del mundo del trabajo en cuanto requerimientos (experiencia, competencias específicas, etc.) como por la condición objetiva de no mayor apertura a nuevos puestos de trabajo. Esto mismo a la vez genera una reacción del mercado, 'leve' impulso de un gobierno pro-patronal, de

4) precarizar el trabajo de los profesionales que existen en abundancia en el mercado del trabajo, bajando sus sueldos, empeorando sus condiciones de trabajo y vida, y permitiendo mayor ganancia para los patrones ("profesionales y a menor costo ¡que mejor!"). Si quisiéramos ser más drásticos en esto podríamos sumar que

5) estos profesionales precarizados y con condiciones flexibles de trabajo deben asumir costos exorbitantes a partir del endeudamiento que han emprendido con las bancas privadas, por medio del "aval del Estado", como con el crédito estatal, entrando en patologías psicológicas que no podemos detallar aquí, así como las consecuencias en la vida familiar y su relación como individuo en el conjunto social.

Consideremos que la misma tendencia sigue en aumento de "profesionalizar y profesionalizar la sociedad" abaratando costos en el llamado 'capital humano' o mano de obra calificada, generando mayor plusvalor; nos damos cuenta que el paradigma de la sociedad del conocimiento sigue siendo inmaculado por los falsos profetas de la felicidad, aún sobre las condiciones materiales reales que hoy observamos, mientras esperan desde sus altares que esta crisis la resuelva el mercado con algún beneplácito respaldo del Estado. De hecho el mercado, a partir del poder de las clases poseedoras y empresariales son las que regulan, a través del Estado, la actual situación, donde siguen en incremento las matriculas por unirse al "carro de la educación superior", el pasaporte de la Universidad a la tranquilidad, a la utopía mágica irrealizable del pequeño-burgués en una sociedad capitalista, y en donde la creación de un ejército de reserva, como bien lo decía Carlitos Marx, está listo para adquirir el trabajo más precario, por el sólo hecho de ser trabajo y poder ganar un salario que le garantice su reproducción: “proletarización profesional”.

Agotamiento de un modo de producir mercancías, sí, pero parcialmente. De tranquilidad, nada, por muy parcial que la crisis sea, y eso muchas personas que mandan a escribir carteles, claro que lo saben.

miércoles, 4 de junio de 2008

Como naturalizar la pobreza. el hambre y su culpa.


Me he impactado al leer el domingo pasado, día 1 de junio, en el diario austral de Temuco un artículo que titulaba "el hambre no permite ahorrar para cumplir el sueño de la casa", él cual estaba referida a la situación de Margarita y su familia que viven en una mediagua, y donde la subistencia y el gasto en alimentos no permite que exista un ahorro para su hogar.

Pese a la tremenda lógica que puede envolver éste texto ¿No se ve acaso tras de él una clara intención de ocultar fenómenos sociales concretos como la pobreza, la exclusión, el desempleo, etc., para transformarlos en problemas biológicos que invisibilizan cobardemente una crítica social de fondo?

Cuando nuestra querida periodista se atiene a señalarnos descriptivamente cuales son las condiciones de vida que enfrenta esta familia, la precariedad con que deben lidiar día a día, las incomodidas y penurias que deben sufrir en una vida llena de sacrificio, etc., resultan convincentes y cargadas de una sensibilidad sorprendente ante el tono descriptivo, aunque a la vez la posición resulta comoditicia y bastante superflua, ya que encierra una tremenda contradicción en Chile (y en Temuco como lo veremos en su artículo sobre los campamentos en la región) en una frase austera que no logra más que acallar las causas de la vida de Margarita en esas condiciones ¿Por qué los diarios no se refieren a eso? ¿Por qué terminar hablando de los estómagos vacíos y de 'la esperanza' en un estado o en una lógica funcional a los intereses del Estado?


Pero como culpar a tan 'noble espíritu' como el de nuestra reportera, que se atiene a sacar una conclusión tan profunda con respecto de la realidad al escuchar de la voz de Margarita: "Qué voy hacer si mis hijos tienen hambre. Yo he abierto una libreta, pero luego tengo que sacar la plata si los chiquillos la necesitan". Obviamente lo primero que se le puede venir a la mente a una persona 'sensata' es la magistral idea de que "el hambre es la culpable" ¿O no?

A este nivel de análisis nos tienen acostumbrados los medios de comunciación patronales, con este periodismo vacío, cargado de una naturalización de la pobreza en una dimensión ideológica profunda que luego de un período de consolidación empieza a mostrar sus grietas y sus primeros síntomas objetivos de decadencia.

Por ello nuestra querida periodista no se ha podido salvar de que cuestionemos al hambre como culpable, ya que al final del día ella tiene las mismas necesidades alimentacias que cualquier ser humano con sistema digestivo, y aún así termina acostándose en una suave cama todas las noches.