Sociología Obrera

miércoles, 11 de julio de 2007

Acercamientos al Anti-Daza. De una crítica a la sociología servil e hipócrita


En esta ocasión hemos querido acercarnos a una polémica con una forma de hacer sociología en Chile: la sociología de la política pública/sistema público. Esta tarea la pretendemos llevar a cabo tomando uno de los referentes sociológicos en la Araucanía en el sector público y el gobierno regional: El señor Juan Daza ¿Por qué? porque dentro de la posición política que hoy ocupa como SEREMI de Economía se mezclan prácticas disciplinares tecnificadas al servicio del público desde una perspectiva política específica concreta e histórica, la cual es la política de la concertación desde su perspectiva liberal pro-patronal, la cual entra en contradicción con el sentimiento de una gran mayoría de perosnas que aún se ven excluidos de los 'beneficios' del crecimiento económico y de la tasa de ganancia/procesos de acumulación de capital desarrollados en la política neoliberal.

Cuando se habla, y se nos ha repetido miles de veces, que la disciplina sociológica no debe instrumentalizarse políticamente para mantener una objetividad del "mundo de las ideas" vemos que los procesos de formación curricular están desarrollados para formar a los futuros Dazas, con sus elementos de gestión, sus metedologías de punta y sus militancia política acorde al conocimiento recibido. ¿Por qué entonces no pensar nuevamente en una sociología para las mayorías? la idea de cerrar el discurso de parte de las cátedras entra en contradicción hoy frente a los actores que "hacen la sociología" de forma estrecha a lo que hoy conocemos como formación universitaria. Inluso podríamos decir Daza es el pérfil del sociólogo UFRO.

Ser un personaje de la gestión pública involucra sus conocimientos, más una serie de habilidades sociales (trepar, reptar y militar) los cuales no podemos desmentir, ni menos negar, ya que existen, y que sólo son contrastados con profesionales de formación en área de las políticas públicas y sociales (gestión social) que díficilmente pueden tener acceso a un trabajo, o por carecer de una de las tres habilidades sociales básicas, o por simplemente "no conocer a nadie" que le pueda hacer el pituto. Esto como lógica y práctica legitimada en la inserción laboral.

La mentalidad generada a través de la formación de expectativas de inserción laboral en una "oficina" como trabajo estable en el sector público, parece ser una irreponsabilidad gigantesca que comparten formadores, educadores, como profesionales que intentan decirle a los estudinates que el campo laboral es amplio y que existe una gran demanda de sociólogos (ver a Daza en esta faceta a través de la invitación del CCAA de Sociología de la UFRO, que además le dio tribuna político para hablar del movimiento universitaio/estudiantil, en un coloquio de inserción laboral), mientras en realidad el clima laboral es tremendamente inestable, de carácter precario/flexible, con una gran vulnerabildiad en materia de protección social, y con una gran exigencia de experiencia demostrable y comporbable como primer requisito de contratación (hablamos de canales formales de contratación, no de los Concursos o Llamados públicos arreglados antes de la misma convocatoria).

Por ello, lo que sí podemos hacer aquí, en vez de enfernvorizarnos con la figura de Daza, es criticar el contenido de estos conocimientos en el marco de la formación disciplinar; debemos criticar a quienes pretenden, sutilmente, entregarnos un proyecto de sociedad por medio de la sociología, y pretender que este sea aplicado y llevado a cabo por sociólogos que no piensen acerca de su labor profesional.

La verdad no nos gustaría centrarnos en Daza como sujeto, sino que más bien en el papel objetivo que cumple, y las consecuencias para la disciplina. Hoy queremos sólo hacer un acercamiento, a través de un análisis crítico del discurso de Daza en ENELA 2006 donde se destaca la capacidad de articular el aparato público a los fines de una economía/capital global, a los intereses de una clase propietaria en la región, y su acoplamiento al programa de gobierno pro-patronal.

Análisis del texto de Juan Daza. Secretario regional de economía o la idea de tener dos caras en Política. La Sociología como contradicción de clases.

Este discurso fue pronunciado el día 4 de agosto de 2006 en el encuentro empresarial de la Araucanía (ENELA 2006).


En este discurso la política regional de la Intendencia, como representante del sector público y del Intendente frente a su ausencia, viene a mostrar su propuesta de desarrollo e impulso al crecimiento económico en la región. La tarea del sector público y este discurso es mucho más compleja, dada el contexto y la realidad social en que se desenvuelve y las funciones y atribuciones que desarrolla como representante del “bien común” en la sociedad actual.


Esto quiere decir que el mismo carácter público que la Intendencia regional trata de manifestar en sus políticas sociales, planeas y programas de desarrollo, etc., trata de desarrollarlo conjuntamente con la promoción de dinámicas de apropiación y acumulación de capital de la clase empresarial en la región.


En este sentido es que la educación se pone en la mesa como una forma de desarrollar investigación en función del mercado, de la innovación, de una vocación pública que encierra el carácter deseado por la clase empresarial para el fomento productivo. No importando el carácter privado o público del financiamiento sino su tarea de relación con el medio regional.

Estrategias discursivas
· Autolegitimación: a través de una serie detallada de las tareas y medidas que ha desarrollado el gobierno de la concertación en los últimos 16 años, se trata de justificar accionar del sector público en materia de crecimiento económico e innovación tecnológica. Además de señalar las características de la infraestructura y cantidad de estudiantes de educación superior, para legitimar la cantidad de inversión en educación y “recursos humanos” en función de la producción.
· Deslegitimación: se cuestiona al sector privado en materia de que no sólo se necesitan recursos, que es lo que exige el sector privado, sino que se trata de “liderazgo” y de inversión en desarrollo y transferencia de tecnología, materia en la cual el sector privado presenta pequeños porcentajes de la totalidad de la inversión en país. Exige a las universidades que no tienen relación con la realidad regional sumarse a estos procesos para justificar su existencia y una vocación pública.
· Recontextualización: el gobierno recalca el carácter de la zona para justificar sus limitantes frente al crecimiento económico, pero se esmera en señalar las características del número de instituciones de educación superior en la zona, su vocación pública y su contacto con el medio regional.
· Posición de sujetos: la intendencia regional en su proyecto de trabajo regional en materia de fomento a la producción tarta de solventar su rol público a través de un detallada muestra de su funcionamiento, pero a la vez ratifica su existencia ante la clase empresarial en cuanto a promover y mover las instituciones públicas en función de los intereses particulares de la clase empresarial de la región.

Géneros, discursos y estilos dominantes

Los géneros que regulan la acción y al interacción de las organizaciones, según el sector público, se encuentran en la competencia, desarrollar una competencia de mercado de acuerdo a las necesidades de los competidores; desarrollar la autonomía responsablemente, lo que implica desligarse “relativamente” de los sectores productivos, pero a la vez desarrollando un complejo género discursivo fundamentado en la gestión, como mecanismo asegurador de la “excelencia en el sector público”; el desarrollo de liderazgos, de forma de encontrar y delegar en responsabilidades privadas las responsabilidades del conjunto del estado; cuando implica el desarrollo social y productivo la necesidad de gasto de recursos de parte del Estado se aboga a los principios de “capacidad de gestión y autonomía”, de forma que el estado y sus instituciones asumen un rol pasivo y muy propio del capitalismo y del modelo neoliberal frente a las problemáticas y derechos sociales.

Daza realiza una analogía con el Chile de los 60’ y los 70’ afirmando que no es el mismo Chile de hoy y, por lo tanto, señalando que el Estado no puede asumir las mismas responsabilidades y el mismo compromiso social que tenía en esa fecha con derechos básicos como educación, salud, vivienda, etc. Esto marca una pauta de la política del sector público de delegar en la capacidad de consumo de los individuos su propio bienestar. Se legitima así nuevamente una de las esenciales bases del modelo neoliberal y de la política de ajuste e integración global que condujo y conduce al crecimiento de enclaves privilegiados de una clase reducida de capitalistas transnacionales vinculados con multinacionales y bancos extranjeros. Así se cierra el círculo de democracia liberal en política y el libre mercado en economía.

El sector público comienza a tratar de establecer una conexión y a comparar el desarrollo de países como Finlandia, argumentando que su desarrollo se basa en la necesidad de éste país de generar innovación, señalando que las tecnologías están al servicio del hombre, no el hombre al servicio de las tecnologías. Aquí se trata de utilizar la composición del género humano como argumento a la política de innovar e invertir en tecnología para luego poner ejemplo de países neoliberales como EEUU, Canadá y New Zelanda. Es propio del sector público poner al conjunto de los seres humanos (bien común) para justificar las desigualdades sociales del neoliberalismo. La política gobierna a la tecnología. Las nuevas tecnologías facilitan y proporcionan recursos para decisiones sociopolíticas adoptadas por cualquier clase social e institución económica que tenga el control del estado.

La comparación homologa que el lenguaje y los conceptos de los neoliberales no significan el contenido de la actividad que pretenden describir. El lenguaje de los neoliberales involucra el uso de símbolos despojados de contenido cognitivo, siendo en este caso el turno de un conjunto de elementos simbólicos que se encuentran sujetos tras el orden del discurso neoliberal del cual el Estado se hace parte integral.

En esto último se insistirá en cuanto al desarrollo de la competencia de pequeños productores regionales, en distintos factores de competitividad, el tema de personas, gestión, ciencia y tecnología, internacionalización, sector financiero, infraestructura, etc. Resaltando la lógica del capitalismo y del neoliberalismo a través de la difundir la necesidad de potenciar al sector privado a invertir en estas materias como forma de acelerar el desarrollo productivo de la región. En ese marco queda ciencia y tecnología la cual nosotros operacionalizamos en la materia de educación e investigación en las universidades e instituciones de educación superior en la región, viendo ahí un vuelco y una puerta de parte del sector público a los capitales privados y a la instrumentalización de estas instituciones en función de los intereses de las clases empresariales e inversionistas.

El sector público hace una maniobra propia de los gobiernos de la concertación y del populismo: señala el castigo que reciben los pequeños y micro empresarios (“el ahogo de los pequeños productores”), pero sin tener reales políticas de control de los grandes grupos económicos en el país, lo que a haría el gobierno de una burguesía progresista, o nacionalizar la explotación de recursos naturales y de empresas importantes en la producción nacional, lo que haría un gobierno reformista de izquierda. En cambio, la concertación se ha esmerado en solventar y desarrollar un marco legislativo de acorde a la inversión de capitales transnacionales en el país. Frente a estas contradicciones del neoliberalismo, en cuanto supremacía de grandes capitales, lo que decide hacer Daza es señalar que “el tamaño no tienen que ver con la capacidad de innovación y emprendimiento”; es decir, levanta la lógica de innovación tecnológica y emprendimiento empresarial como medidas de “superación” de la cantidad de capital que poseen los grandes grupos económicos en el país y así iniciar un proceso de competencia justo ¿Es qué es tanto el romanticismo e idealismo del sector público que no se da cuenta que la superación de la competencia desigual no se encuentra a través de medidas económicas, sino políticas y sociales? ¿Es acaso iluso el señor Daza en manifestar que la culpa está en quienes no emprenden e innovan en la producción, y no en al acumulación de capital y las contradicciones propias del sistema neoliberal y la producción capitalista? No, Daza responde desde la lógica propia del neoliberalismo que no desea tocar la propiedad privada ni siquiera regular el mercado.

Luego para justificar la política salarial del gobierno hace mano de los datos PIB, pero no de la privatización de las empresas del estado para no molestar a la clase patronal beneficiada a través de estos procesos que pretendía terminar con los monopolios públicos, considerados dañosos para la competencia. Pone como base para la superación de todas las contradicciones y problemas de desigualdad social y económica el concepto de liderazgo.

Se señala la necesidad de una economía agraria competitiva, lo que implica en otras palabras, una acogida de las demandas del sector patronal de ocupar las 200.000 hectáreas de la CONADI en desarrollo productivo directo. Mientras que trata de suavizarlo con discurso culturalista que da en el punto clave de la ambigüedad, sin señalar hechos concretos sino una apertura a tratar el tema con el sector privado a través de las demandas del TLC con China y las oportunidades para el sector en el tema exportaciones frente a este mercado que se abre.

En estas tareas de la región la educación aparece como la forma de superación de las contradicciones. Daza había hablado que las superaciones del neoliberalismo estarían dadas por el desarrollo de innovación y transferencia tecnológica, del liderazgo, del emprendimiento, etc., pues bien esta es la tarea que el sector público pretende depositar en las universidades regionales. Una gran responsabilidad que pretende amarrarlas de acuerdo a una política mercantil de concebirla, en función de las necesidades y subsistencia del mercado y el sistema capitalista. El desarrollar la Universidad en esta dirección significa a la relación que la iniciativa del gobierno y el sector productor han ido conformando de acuerdo al contexto internacional, en donde el crecimiento económico y la tasa de ganancia se anteponen como necesidades vitales para la población en general, mientras ese crecimiento es disfrutado por un mínimo de la población que usufructo y explota al resto imponiendo la lógica del capital adonde vaya. Los acercamientos en esta línea han sido expresado por la misma Universidad firmando acuerdos conjuntos con el sector empresarial de la región en la materia de innovación de tecnologías, lo que traducido significa el continuo desarrollo de las fuerzas productivas.

En esta dirección es que las universidades deben ser intervenidas en sus curriculums. Las mallas curriculares deben estar en función de los imperativos sistémicos y económicos de desarrollo regional y promoción de la competencia. No es menor el rol que el sector público le otorga a la educación en relación a su real inversión en la misma. Cosa a la que nunca hace alusión Daza.

La idea del sector público de encontrar en las universidades la base para el desarrollo productivo, la incubación de negocios, la aparición espontánea de una masa crítica, etc., aparecen como los imperativos de continuidad del sistema económico, pero a la vez de asignar un rol a la educación superior en la región, un papel central, una distinción que señala cuales son las expectativas que deben satisfacer y cuales no. Toda esta planificación neoliberal se refiere a una estructura de organización de la educación estatal desvinculada del estado, en donde el rol del estado es modificado de acuerdo a los intereses de clases de los patrones y clases acomodadas del país que, en esta ocasión, se materializaban en los sectores empresariales de la región de la Araucanía.

La necesidad de que las universidades respondan al modelo empresarial no hace distinción de su financiamiento. La “vocación pública”, habla del carácter que comienza a atribuir el sector público al concepto de “público”, ya que se evidencia durante el discurso los imperativos de liderazgo, competencia como ahora sinónimos del concepto público. He ahí la materialización de la ideología de la democracia burguesa y el “bien común” que ya hemos descrito con anterioridad en el marco teórico.

Esto se termina de consolidar con un llamado nacionalista y regionalista, sin distinción de clases, en donde el estado se dedique a generar las condiciones y los factores que determinan la competitividad, de forma continua e innovadora. De esta forma pone el estado al servicio de la clase patronal y poniendo la agencia de desarrollo regional al alcance de los empresarios presentes.

El discurso del sector público de desarrollar la innovación a través de la inversión en ciencia y tecnología hace mención a lo expuesto por Marx en cuanto al desarrollo de las fuerzas productivas y la desaparición de un modo de producción y una formación social. Mientras sigan desarrollándose las fuerzas productivas, el modo de producción no desaparecerá como tal, ni menos la formación social específica.

Por lo tanto el que el discurso de “ciencia y tecnología” e “innovación y emprendimiento” recaiga en la educación superior, convierte directamente a la Universidad en un modelo de desarrollo de la subsistencia del capitalismo.

Alcance de la diferencia y la estructuración y reestructuración social (acceso y las relaciones entre formas dominantes y no dominantes)

Estudios acerca del manejo discursivo de “La globalización” son bastantes explicativos en relación a la función de las clases sociales en legitimar el proceso, identificar “mejoras” y potencialidades, como de negarlo y enfrentarlo con una dinámica racional y planificada.

La disociación de de estos aspectos de la praxis (aceleración del progreso técnico y aceleración del tiempo histórico, con un desarrollo social y cultural) parece ser un carácter también esencial de la “modernidad”. Pero esto no impide a Juan Daza afirmar que la globalización “como proceso es ratificada como sobre todo por lo que significa el pueblo mapuche y nuestra identidad regional”. A esto agrega que la globalización y “la vida moderna personal contrario a lo que muchos creen, la tecnología y la globalización, también entrega oportunidades de identidad”.

Aquí en él “contrario a lo que muchos creen” es donde el sector público legitima el proceso de globalización sabiendo que va a la ofensiva de la resistencia práctica, política y discursiva de una serie de actores (incluida la burguesía lechera y agrícola que se ha visto beneficiada en acuerdos comerciales ej. MERCOSUR Argentina) que pretende llevar prácticas distintas de acuerdo al mismo discurso (un “NO” de derecha y un “NO” de izquierda).

La resistencia en este sentido está articulada en organizaciones y agrupaciones que ven en la globalización de la producción y el intercambio en el mercado mundial como una orden particular que emana de un conjunto específico de clases (libre mercado) y a las cuales el sector público trata de responder con una integración cultural o una “identidad cultural protegida”. De esta forma es que la perspectiva de los pueblos indígenas vuelve a instrumentalizarse con el fin de dar soporte a un proceso que se articula en la región sin ninguna consideración frente a la condición indígena, sin un reconocimiento de sus derechos como pueblo, etc.: es decir palabrería sin fundamento ni base real y material.

En cambio sabemos que la resistencia discursiva frente a este proceso se ha generado de los “muchos que creen” en forma práctica, por condiciones materiales determinadas, teniendo como consecuencias, como por ejemplo las movilizaciones frente al acuerdo de la APEC en Pucón el año 2004.

No es necesario que el sector público nos señale las ventajas comparativas que pueden alcanzar sus productos o los beneficios educativos que pueden tener los estudiantes adinerados, sino que se menciona a la tecnología como oportunidad para los centros educativos de sumarse a la cruzada de la innovación. El sector público, a través de Daza, nos dice que “uno piensa que las tecnologías y la globalización van en contra de los valores”. Esta frase ¿A quién va dirigida? Pues obviamente se considera a esta región una de las más “conservadoras” del país, pero a esta fruslería debemos responder con dos afirmaciones. 1) Esta interpretación viene de un fenómeno de clases e ideologías presentes en el marco de la región y no a caracteres aristocráticos o subjetivos de individuos particulares; y 2) el modo de producción agrícola y rural (familiar, feudal, inquilinaje, etc.) conserva una seria resistencia a desaparecer frente al modo de producción capitalista y las condiciones objetivas distintas en cuanto producción de mercancías y medios de producción.

Por ello es que el conservadurismo puede ser visto desde la óptica del mudo indígena y la producción comunitaria y familiar (pese a la no existencia legal de la figura de propiedad colectiva), y por otro el de la burguesía agrícola que conserva modos de explotación de inquilinaje y peonaje, siendo reacio a incorporar legislación laboral de acuerdo a lo que cree es la invasión y transformación de su sector productivo. De aquí se desprende “valores” que en realidad son ideologías necesarias en las condiciones materiales que ambos desarrollan, y que de hecho se encuentran en contradicción con la globalización.

Ahora ¿Qué implica para el sistema educativo que el discurso del sector público se sumerja el dialogo de la globalización y al tecnología? En que dentro de la dinámica de elaboración, producción e intercambio de mercancías, estas últimas deben tener parámetros internacionales de competitividad. Lo mismo sucede en el caso de la educación.

Hemos visto los antecedentes acerca de la desregulación del “mercado de la educación en Chile”, y por ello hemos comprobado que el mismo estado se ha hecho parte de un proceso normativo fiscalizador y regulador de la oferta académica a través de los procesos de acreditación institucionales y por carreras. Esto se conecta con la exigencia de los mercados globales de intercambio de tecnología y recursos humanos” en dirección de establecer exigencias y coordinaciones básicas en los marcos de la producción.

La tecnología requiere quien la utilice. Daza nos dice “muchas veces tendemos a creer que la tecnología, la globalización y el nuevo mundo tienden a aislarnos, pero esa es una mala mirada y una mala lectura de los beneficios del mundo moderno”. ¿Tendemos? ¿Ante quien trata de legitimarse el sector público con estas afirmaciones? Otra vez volvemos a la intervención económica del mercado, que trae consigo el desarrollo del sistema científico y de las fuerzas productivas, como imperativo predominante en este mundo globalizado. ¿Quines son los que no ven (una mala mirada) o hacen una mala lectura de los beneficios? He ahí la pregunta que desentraña las resistencias prácticas a este discurso y a esta ideología hegemónica que resulta ser “la globalización como absoluto”.

La idea de hablar de mala mirada o mala lectura obedece a un juicio propio del hablante más que a una ley impositiva extraída de un análisis rígido y científico, como es la intención del actor en esta ocasión, tratando de hablar en primera persona plural (tendemos) como forma de incorporar abstractamente a la sociedad a compartir sus mismas conclusiones. Esta “maña” tan practicada por el populismo de Alessandri en los años 20’, se repite aquí en la Araucanía, pero para convencer a la resistencia “conservadora” a la globalización que los beneficios están a la mano, que son “nuestros”, que están entregando oportunidades ahora ya, etc. Mientras nos preguntamos por ¿A quien le habla Daza? Entendemos que hay un sector que tiene una mala mirada porque de esto no ha visto más que saqueo de sus comunidades, la precarización salarial, etc., mientras que la inversión extranjera en la región crece y crece sin que la globalización y su obra maestra de la ingeniería económica muestre beneficios a la clases que hacen la mala mirada.

En educación el tema va de la mano. La globalización de la que se habla aquí es la globalización de tecnologías. La tecnología va asociada a conocimientos científicos específicos en áreas específicas. La educación superior frente a este proceso o responde integrándose a la lógica de intervención privada en al región, apoyando su proceso de inversión, gestionando los recursos humanos necesarios para esta aventura, desarrollando las fuerzas productivas que requiere un proyecto económico de esta envergadura o genera una resistencia política ante tal proceso.

El predominio de la técnica contribuye a prolongar, por no decir, a salvar, al capitalismo, que ha adoptado la forma de organizaciones enormes (monopolistas-estatales) destinadas a garantizar el progreso técnico, y de esto las Universidades, sus burocracias gobernantes, están concientes. Y he aquí donde se produce una de las disyuntivas, de acuerdo a las demandas del sistema económico y las clases patronales, y por otra parte la resistencia estudiantil ha llevar a cabo procesos de esta naturaleza. ¿Los estudiantes hacen una mala lectura? ¿O están tratando de hacer una lectura de clase?

1) The discourses of economic globalization:a first analysis. Francesca Bargiela-Chiappini. Department of English and Media Studies. The Nottingham Trent UniversityClifton LaneNottingham NG11 8NS. Britain.

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